Una Historia Triste y verdadera.

Un día una familia compro una perrita chihuahua y le pusieron por nombre “Cielito” llego una mañana tranquila y como un bebe, sin conocer el mundo, pasando los días, fue creciendo en aquel humilde hogar.

Ella era como un miembro de la familia, abecés no podía dormir y uno de los hijos de la señora, la subía a su cama y esperaba a que se durmiera y cuando se dormía, el joven la ponía en su casita bien acurrucadita.

Cuando la perrita despertaba en la madrugada se subía a un escalón que había en el frente del baño y entraba al baño y después a la cama del hermano menor y cuando empezaba amanecer el niño se acurrucaba con ella, por el frió de la madrugada. Ellos vivían muy felices con ella, cada vez que alguien entraba a la casa ella le iba enzima y le ladraba, se divertían todo el tiempo.

Para semana santa, los familiares de la señora se la llevaron al campo y días después, la señora y sus hijos fueron a verla al campo y cuando llegaron al lugar, ella se puso muy contenta y feliz de ver sus familia adoptiva. La señora y sus hijos regresaron al pueblo y días después se enteraron de que una perra mas grande la mordió dañándole su cuerpito y quitándole su alegría y felicidad de su tierno rostro.

Cuando la trajeron otra vez a su hogar en la mañana, le dolía su cuellito y cabecita, que al verla en esa forma, a cualquiera se la iba el alma del cuerpo. Ese mismo día la llevaron al veterinario y la inyectaron, luego se pudo ver una pequeña mejoría en su cuellito.

Llego la tarde y ella hacia un intento de caminar, pero el dolor no la dejaba ponerse de pie, momentos después llego el veterinario para ponerle otra inyección y cuando le penetraba la aguja en su patita sensible, el hijo mayor de los varones se le rompió el corazón, al ver que ella no decía nada, ni lloraba solamente movía su colita.

Al rato la señora la tenia en su perna dándole un suero, para hidratarla, porque estaba muy débil ,ya que no había comido nada por su gran dolor en su cuello y su garganta. Mas tarde la perrita comenzó hacer como que se estaba asfixiando y la señora se puso nerviosa y dijo ¿Será que se me va a morir?. Y así fue.

En ese mismo instante la pobre perrita dio su ultimo suspiro y así como llego a las vidas de aquella familia, tranquila y sencilla se despidió de aquella señora moviendo su pequeña colita.


Esta historia fu escrita en memoria a:

Cielo Espinal Martínez